Ese de ahí tiene cara de Ramón.
Y cuando mirás bien al observado, te das cuenta que es
flacucho, medio chupado de los cachetes, arrugado y con bigote. Te das cuenta
que le falta un gorrito a lo Piluso y que amague con encajarte un soplamoco
exclamando: “Y no te doy otra nomás porque…” y sí, sería igualito a Don Ramón,
el vecino del Chavo del Ocho.
No sé por qué, pero si veo a un hombre así, pienso que se
llama Ramón. Ya está catalogado.
¿Martín? Martín tiene onda de leonino. Sino mirá: acapara
las fiestas, él bromea, pero no le gusta que lo bromeen, da órdenes y hace muy
poco, ocupa la punta de la mesa, es el único autorizado para rajarse un eructo
y que su concurrencia lo aplauda…
“Hola Tincho, vos sos de Leo, ¿no?”
“¿Yo? No. De Libra”.
¡Cuak!
A veces nos pasa eso, ¿no? Catalogar a alguien por su nombre
o su signo del zodíaco.
¿Seré yo el único o acaso todos tuvimos una seño de Pre
Jardín llamada Karina, luego en sala de cinco a una llamada Graciela, una
maestra de grado llamada Ana y otra Susana? ¿Será a propósito que cataloguen a
las Jennifer, Britney, Jessica, Steffany como las “top model” de la escuela? ¿O
que los machos pistolas de un grupo siempre sean los Brad o Jason?
¿Acaso fui el único que vio a esas o esos que buscan
similitudes entre las personas, partiendo del signo zodiacal?
“Yo soy de Tauro”.
“Nah, jodeme, ¿en serio? La hermana de mi vecina tiene una
prima que su hermano tiene un amigo de su tío que es de Tauro…”
¡...!
¿Seré yo nomás o vos también cuando escuchás que un nene de
dos años se llama Alberto decís que tiene nombre de adulto? ¿O cuando un adulto
se llama Pablo, decís que tiene nombre de pendex? ¿Seré yo nomás o cuando
conocés a un niño recontrasuper tranquilo llamado Jacinto, sos capaz de meterle
ese nombre al tuyo, como si fuera una invocación del Dios Jacinto de los
Recontrasuper Tranquilos?
Espero no ser el único que vivó algo como esto: En una
charla te chusmearon el comportamiento que tenés y te dicen que después de
observarte largo y tendido sos un típico Luis.
¡Plop!
Cordobés chamuyero, Tucumano choro, porteño agrandado,
santiagueño dormilón... ¿Hace falta seguir?
¿Esa de allá? ¿La empleada doméstica de una casa yanqui? Esa
deber llamarse María y además de ser empleada, habla con los espíritus, pero
ese servicio no se los cobra a sus patroncitos. ¿Y el mayordomo, aquel? Debe
llamarse Jaime o Perkins. Uno de los dos. Si no se llama así, pues entonces,
amigo mío, estás siendo víctima de un fraude.
¡Qué niño tan bueno! Le pongamos Roberto, como su abuelo.
¡Qué culpa tiene el niño… o Roberto! En el traspaso de un nombre no va el
carácter.
¿Esos que están ocultos allá atrás, que la luz apenas los
ilumina, que alzan la cabeza y se ponen de puntitas de pie para ver lo que pasa
acá delante y ver si alguien los tiene en cuenta? Bueno, claramente esos son
aquellos que alguna vez soñamos con convertirnos en médicos, abogados,
bomberos, arquitectos, arqueólogos, veterinarios, militares, policías,
paleontólogos. Los de más adelante, que están sentaditos en la primera fila,
que tienen amplias sonrisas, brillitos en la cara, vestimentas que no se entienden
y dueños de todos los aplausos y cuanto programita barato de tele haya, son los
nuevos soñadores: cantantes y bailarines. Aunque sean profesiones digas,
siempre y cuando se tomen profesionalmente, esos son los límites de los sueños
de las nuevas generaciones.
¿Cuál es esa necesidad que tenemos de encajarle un rótulo a
alguien?
Yo soy de los que les gusta leer un buen libro que me
proponga un viaje único, ver una buena película con un argumento sólido y no
comprarla por los efectitos especiales, de los que aman la compañía de un café
fuertecito y escuchar heavy metal, de los que son gustosos de la vida
sedentaria, que no les importa el peso, la estatura, las canas o la calvicie y
se sienten acompañados por la soledad. ¿A qué nombre tengo cara, de qué signo
soy? ¿Me llamo igual que mi papá, me llamo igual que un tío, tengo nombre de
mayordomo? ¿Soy cordobés por haberles chamuyado todo esto?
Siendo chico soñé con ser escritor y policía y acá estoy: lo
cumplí. ¿Acaso tenía cara de eso?
Respuestas al correo: luisferrarassi@gmail.com. Las mejores
respuestas, se llevan de premio un suplemento de Horóscopo Chino, el último
libro de Horangel... A ver si les sirve para arrancar o una fotito en La
Vidriera.
Hay quienes, a pesar de esto, seguirán sujetos a juzgar todo
por las caras, las personas, signos y casualidades.
¿Críticos? ¿Analistas? ¿Filósofos? ¿Opinólogos recibidos en
la Universidad Internacional Wikipedia?
Mmmmhh... No, yo no les veo cara de eso.
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