miércoles, 7 de marzo de 2018

COSAS Y PERSONAS, BÚSQUEDAS Y PREGUNTAS



Hace unos días me embarqué en una búsqueda reivindicadora. Una búsqueda que va a cambiar el modo de cómo veo mi vida. En realidad es una búsqueda un poco difícil porque no se trata solo de buscar, sino también de encontrar.
Ando buscando esas cosas en las que creía y también a las personas que me las hacían o intentaban hacérmelas creer. Como por ejemplo, dónde está esa persona (seguramente una mujer) que me dijo que los bebés podían espiar por el ombligo… aunque la palabra que utilizó fue “pupo”. Dónde está el desgraciado que me dijo que ser feliz era imposible. Dónde está ese mentiroso que me dijo que los extraterrestres hacían el amor tocándose los hombros y mientras me lo decía, llevaba a cabo lo que acababa de contarme, hasta que yo me daba cuenta, hacía un gesto de repulsión y le sacaba su mano de mi hombro. Me pregunto y exijo saber dónde está ese amiguito precoz que cuando yo era un pibito se hacía el sabio en cuestiones del sexo y me hizo creer que el semen era un hotel para parejas. Dónde está ese niño ingenuo que fui.
Dónde está aquel que quiso convencerme que leer era una pérdida de tiempo. Quisiera tenerlo frente a frente ahora y preguntarle el significado de la palabra onomatopeya o desmesurado. ¿Lo sabrás, amigo, lo sabrás? Dónde está el pibe que me hizo creer que machetearse era hacerse el vivo. Dónde está la persona que me hizo creer que ver la tele desde muy cerca me dejaba los ojos bizcos. Me pregunto dónde estará el tipo que intentó hacerme creer que para ser hombre tenía que jugar al fútbol, tomar cervezas, hablar de mujeres, discutir sobre la hombría, saber de construcción, hablar mal de las suegras y vivir acomodándome el “amigo”. Dónde está el tipo que me dijo que si en una relación sexual no me cuido y no soy conciente, trae como consecuencia un problema que hay afrontar de forma madura. ¿Dónde estás? ¿Dónde estabas cuando muchos te necesitaron?
Y esta es para todos: dónde estarán aquellos que nos hicieron creer que los gatos negros dan mala suerte. Yo pasé bajo una escalera e igualmente me casé. Tenía un amigo que era tan supersticioso que un día evité que saltara un charco de agua en la vereda y cuando me preguntó porqué lo había hecho, le dije que saltar un charco equivalía a ser mordido por un tiburón blanco el día que nadara cerca de uno.
Dónde está el que me dijo que en mi vida pasada había sido un guepardo. Hoy corro dos cuadras y termino con los pulmones en las manos. ¿Eh? ¿Dónde estás? ¿Vos qué fuiste en tu vida pasada? ¿Un gato?
Quiero saber dónde está el que me mintió y me dijo que en el Facebook se hace amigos. Yo pensaba que las redes sociales nos hacían estar más cerca y comunicados, pero la verdad, si seguimos así nos limitaremos a mandarnos mensajes y no vernos las caras.
“Hola, sí, ¿en qué lo puedo ayudar?”
“Quería saber si usted es mi esposa”.
Quiero saber dónde está el que dijo por primera vez que el perro es el mejor amigo del hombre. ¿Por qué me mentiste? Los perros son dóciles, educados, obedientes y siempre están a nuestra disposición, las 24 horas del día… Nunca conocí a una persona que pudiera ser así. Dónde está el que me dijo que el que jugaba al papá y la mamá iba a ser afeminado. Dónde está ese pobre diablo que sigue repitiéndome que tener un hijo te priva de hacer todas las cosas que te gustan. ¿Qué, jugar con tu hijo no te gusta?
Quiero saber dónde están todos… pero todos los que se levantan día tras día y buscan solo ponerle piedras en el camino de los otros y porqué trataron de convencerme que la vida se trata de competir y envidiarle al otro lo que tiene…
Dónde están en este momento. Sí, ya me los imagino, apartando la vista del diario y  preguntarse: “¿Estará hablando de mí?”


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