miércoles, 7 de marzo de 2018

FEBRERO 12: DÍA NACIONAL DE LA CRISIS DE IDENTIDAD



Gracias a Dios que llegó el mes de los enamorados. Lo estaba esperando con muchas ansias y se hacía esperar. Por fin hoy podré decirle a mi esposa que la amo, que estoy profundamente enamorada de ella. Debí decírselo antes, pero hay que seguir las tradiciones al pie de la letra, después de todo, los argentinos somos buenos para seguir tradiciones poco locales.
Pero claro, ya estaba enamorado desde antes de febrero, pero no se lo quise contar a nadie… por si las moscas. ¿Cómo reaccionarían los argentinos apegados a las costumbres si les decía que estaba enamorado… no sé, en julio? Pero ahora sí. Este es el mes en el que todos nos amamos, todos nos enamoramos, el mes de perdonar viejas peleas, hacer arrumacos y aumentar las ventas de bombones y ramos de rosas.
Tengo un problema de entendimiento, a ver si alguien me puede dar una mano. Este es el mes de los enamorados, pero el mes del amor es en septiembre. A fin de cuentas, ¿cuándo se supone que debemos celebrar el amor? ¿En septiembre o en febrero? Si me enamoro en septiembre (mes del amor), recién en febrero (mes de los enamorados) del año siguiente le puedo decir a mi pareja que me enamoré y lo nuestro sería, citando al Paz Martínez, un “amor pirata”. Y si me enamoré en febrero, debo esperar recién a festejar mi amor en septiembre. Yo me pregunto: a quién se les ocurren estas cosas. Pero bueno, supongamos que debemos subordinarnos lo que algún extraño nos impuso, ¿no habría sido más fácil poner dos meses seguidos? Digo, para facilitar los festejos y las declaraciones de amor. Podría ser así: Mes del Amor en septiembre y Mes de los Enamorados en octubre. Ah, no, en octubre, los argentinos festejamos el “Oktober Fest”. Bueno, en febrero el Mes de los Enamorados y en marzo el Mes del Amor. Ah, no, en marzo los argentinos festejamos el Día de San Patricio.
Ahora que lo pienso mejor, el Mes de los Enamorados sí debe ser en febrero por las vacaciones y el comercio. Durante el año hay más de quince feriados y la mayor parte en la recta final del año. ¿Qué queda para las vacaciones? ¿Cómo se ganan la vida los comerciantes en ese ínterin? ¿Cómo se puede dejar una brecha larga sin un día para alimentar el ocio y las costumbres foráneas que adoptamos por la simple razón de ser jodones? Claro, si no festejamos días sin sentido para nuestra cultura, ¿qué imagen le estamos dando al resto de los países?
Para ilustrar al lector, el Día de San Valentín es una celebración tradicional de países anglosajones que se ha ido implantando en otros países a lo largo del siglo XX, en la que los enamorados, novios o esposos expresan su amor y cariño mutuamente. Se celebra el 14 de febrero. Es decir, un día en el mes. ¿Por qué, entonces, decimos el Mes de los Enamorados? Pero claro, he aquí otra realidad: los argentinos no solo adoptamos festividades ajenas a nuestra identidad, sino también las alargamos por ese espíritu bondadoso y fraterno de estar juntos, celebrando, tomando y peleando cuando el alcohol nos llega al zapallo. Algo parecido a la Semana de la Dulzura. Menos mal que no es el Mes de la Dulzura, sino los diabéticos estarían hasta las manos.
Me preocupa todo esto. ¿Hasta qué punto se hizo tan impersonal el amor que necesitamos un mes entero para recordarnos que eso que sentimos por la persona con la que compartimos la cama, la mesa, la familia y la vida es amor?
Y el mes que viene llegará el Día de San Patricio que se celebra el 17 de marzo de cada año para conmemorar el fallecimiento del Santo patrón de Irlanda. Para ilustrar bien a los lectores, Irlanda queda en Europa, es decir que no es parte del MERCOSUR. Es decir que nada nos vincula con Irlanda, a menos que tu apellido sea O’Holligan.
El Día de San Patricio se celebra a nivel mundial por todos los irlandeses e incluso muchas veces por gente que no tiene ascendencia irlandesa. Y uno de esos somos nosotros. Somos los tipos más buenos del mundo: “Si tenés un día feriado en tu país, nosotros te hacemos la gamba y lo festejamos con vos sin tener un corno que ver. Seamos aliados, macho, dejame festejar también tu Día de la Independencia. Pero antes de adherir te pregunto, ¿qué bebida suelen tomar ese día?” Sí, como si necesitáramos excusas para eso, ¿no?
Salí a la calle y preguntale a uno que esté tomando una cerveza con unos amigos el Día de San Patricio qué sabe sobre la fecha.
Por un viaje a Bariloche. Tiempo en el aire… ¡Ya!
“Era un monje argentino que inventó la cerveza”.
Como nos gusta hacer las cosas por la vía fácil, hoy me discriminan mis propios vecinos. Nací en Córdoba Capital y viví ahí durante 21 años pero no me gusta tomar vino, no me gusta el cuarteto ni bailar ni ir a la cancha, no soy hincha de ningún equipo cordobés, no soporto el calor, no sé dónde queda la calle Rivera Indarte y ¡Oh por Dios, no tengo la tonada! Por culpa de esas elecciones en mi vida, soy un cordobés trucho. ¡Wow! no sabía que existiera un cordobés original. En ese caso, si para algo somos bueno los argentinos es para seguir los estereotipos y condenar al desviado del rebaño.
Me estoy acordando de un Día de los Amigos en Córdoba. La idea era festejar en grupo, pero terminó ganando la consigna universal argentina: “Vamos a un boliche”. Así que ahí estábamos, un grupo de amigos en un boliche. Dos se fueron a chamuyar chicas, otros tres se encontraron con compañeros de su escuela, otros dos desaparecieron y dos nos quedamos en la barra, mirándonos las caras. Calculo que ese fue mi amigo esa noche. Después de esa vez, nunca más festejé el Día del Amigo. Ellos ya saben cómo soy. Normalmente los saludo unos días antes o unos días después. Pero ahora con el Facebook, todas las conmemoraciones llegaron a un punto tan impersonal (como los cumpleaños) que es más cómodo ponerle a un familiar directo o un amigo al que llamamos de fierro “Feliz cumple, que se te cumplan todos tus deseos”, en vez de gastar crédito en un mensaje o una llamada. Pero, a esta altura sería mucho pedir.
Todos los feriados ajenos a nosotros han sido instaurados en nuestro calendario para promover el turismo y como una excusa más para aferrarnos a una botella. Es decir que si en algún momento inventan el Día Nacional de la Sobriedad, los argentinos lo celebraríamos tomando alcohol, haciendo una fiesta toda la noche y armando peleas entre vecinos o la misma familia.
“¿El día de qué? ¿Sobriedad? Ah, sí, es cierto, este es el Día de la Sobriedad. ¡Feliz día, sobrino!”
Y quiero concluir con el Día de los Santos Inocentes. Es ese día en que acostumbramos a hacer bromar a nuestros conocidos. Un día quise hacer una broma justa y original, pero nadie me siguió. Mi idea era meternos en el Sector de Neonatología del Hospital y matar a todos los bebés, luego decirles a las madres: “Que la inocencia te valga”. Pero entendía las consecuencias de eso. Para ilustrar al lector: en el Día de los Inocentes se recuerda la matanza de todos los niños menores de dos años nacidos en Belén, ordenada por el rey Herodes con el fin de deshacerse del recién nacido Jesús de Nazaret.

Así es, muchachos: en el Día de la No Violencia no nos hacemos daño, pero el resto del año sí. En el Día de los Caídos recordamos a los Ex Combatientes de Malvinas, el resto del año los ignoramos, como siempre y cuando nos conviene lloramos su causa. En el Día del Adulto Mayor los recordamos, el resto del año, los dejamos pudrirse en un geriátrico. Y hoy es el día que publico esta nota y quizá ya no lo haga más, después de todo, la holgazanería es otra de nuestras virtudes y uno nunca está exento a ella, sino, ¿qué imagen estaría dando?

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